La firma de José Luis de la Serna: Atletas virtuosos
Algunas de las habilidades de los videogugadores superan a las que tienen otros deportistas de élite. La mayoría de los deportes de competición lleva emparejado un servicio médico que cuida a sus profesionales y que, además, analiza los parámetros fisiológicos propios de cada disciplina para así tratar de mejorar el rendimiento de cada jugador.
Los esports, por más que algunos ignorantes (o envidiosos) se empeñen en negar su valor, son deporte. Serán disciplina olímpica antes de lo que muchos se imaginan. Los profesionales que lo practican son atletas con cualidades que muchos desconocen y por tanto se puede analizar sus parámetros neurofisiológicos de forma similar a cómo se mide la capacidad de driblar que tiene el baloncestista Lebron James, o su potencia de tiro cuando intenta los triples; de la misma forma que se sabe la velocidad de saque de los buenos tenistas o la fuerza que imprimen al revés.
Lo mismo pasa en los videojuegos. Conocer la descarga de adrenalina de cada participante antes de empezar un encuentro crucial (algo que se mide sin dificultad sabiendo los latidos cardíacos) y cómo se adapta a ese “subidón” con rapidez una vez iniciada la partida (y recupera el ritmo normal del corazón) es un dato sensible. Averiguar la capacidad de movimiento de los ojos, cómo fijan objetos, cómo reaccionan a los estímulos, cómo accionan las manos para desarrollar el juego y hasta conocer la actividad del área prefrontal de sus cerebros (se mide bastante bien con un electroencefalograma permanente) es muy interesante. Permite diagnosticar fortalezas o debilidades de cada jugador. Esos diagnósticos son esenciales para tratar de aumentar las virtudes y paliar las deficiencias si es que existen.
Sin embargo, el videojuego no es únicamente una cuestión de puntería y de coordinación. Es algo más. Es estrategia. Sin ella, por más hábil que sea el deportista, tiene poco futuro en los encuentros serios. Y estrategia es igual a inteligencia.
Los test psicológicos clásicos, aceptados por la comunidad médica, que miden el cociente intelectual de los buenos deportistas electrónicos son en general muy buenos. Superiores incluso a los que tienen la mayoría de otros atletas considerados élite.
El análisis serio de los datos biometricos que proporcionan los videojugadores (el Big Data) permitirá modular entrenamientos, investigar las potenciales bondades de este deporte y quizá diseñar videojuegos que ayuden a la sociedad en general a mejorar habilidades cognitivas. Que buena falta hace para una humanidad que está envejeciendo.
Nota: El Doctor José Luis de la Serna es el Director Médico de Movistar Riders.